Fuente: hipertextual.com
La tecnología está avanzando rápidamente, y con ella se adentra nuevos sectores en la sociedad. A todo esto sigue teniendo una barrera importante que es la pantalla, un elemento que nos separa del dispositivo haciéndolo algo externo a nosotros.
La tecnología ha llegado hasta tal punto en la sociedad que afectado nuestras relaciones personales. Cada vez estamos más conectados, y si tenemos en cuenta la ultraconexión de dispositivos que nos espera en los próximos años es hora de empezar a apostar por la invisibilidad de la tecnología para no quedarnos apartados unos de otros.
La tecnología invisible es aquella que nos ayuda en diferentes tareas de nuestra vida pero que no sentimos, no hace falta interactuar manualmente con ella y la fricción es mínima. Lo vemos actualmente en los pagos móviles y wearables más avanzados, como camisetas, zapatillas o pulseras inteligentes. Simplemente están ahí, van con nosotros, recogen datos mediante sensores y nos transmiten una información relevante sobre la tarea realizada.
Puede que el camino hacia la tecnología invisible sea largo, pero los wearables terminarán siendo así; sus interfaces pasarán de imprevisto. Algo así como lo que vimos en la película Her ( una película romántica concernista escrita y dirigida por Spike Jonze. Su historia se centra en un hombre que se enamora de un sistema operativo informático). Una de las más realistas en cuanto a lo que el futuro de los wearables se refiere. Aquí no hay luces de neón, no hay gestos ni manotazos al aire, no hay brazos robóticos ni gadgets que parecieran sacados de Star Trek. No, la película nos muestra cómo vamos a interactuar con la tecnología sin siquiera tocarla o mirarla, de una forma completamente invisible, casi natural.
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